lunes, 24 de octubre de 2016

Palabras de despedida de Martín Rodríguez a nuestro párroco D. Julián Sainz de la Cruz

Me pide el amigo Carlos, que aquellas palabras que pronuncié en la iglesia del pueblo las ponga por escrito.
Voy a ello. Diré primero que se trata de una despedida a nuestro Párroco D. Julian. Este buen amigo se marchó a la República Dominicana, a un lugar cercano a Haití. País este último que como todo el mundo sabe ha sufrido recientemente los terribles efectos de un huracán y hace varios años, los de un terremoto. Por si no quieres una taza, tómate dos.
He preguntado sobre si estas angustiosas circunstancias le han afectado a él, a D. Julián. Me han dicho que, afortunadamente, no.














Las palabras de aquel domingo se reducían a tres: Gracias – Adios y Esperanza.

GRACIAS, D. Julián, por haber estado con nosotros: Villaviudas, Soto, Magaz y Reinoso. Por haber sabido estar: atento, respetuoso, sencillo, dinamizador. Convencido de un ideal y escuchando otros ideales distintos. Gracias por haber sabido escuchar con apertura de oído y por haber adelantado la palabra precisa en el momento preciso. En una palabra, gracias por ese prudente saber estar.

ADIOS: que significa hasta luego. Nos alegra que un párroco nuestro sea capaz de tener  una mirada internacional sobre los problemas del mundo. Son muchas las necesidades existentes en Latinoamérica. Son pueblos hermanos que hablan nuestra misma lengua. Es mucha el hambre, muchas las enfermedades que se podrían curar y no se curan por falta de recursos apropiados. El hecho de que una persona que predica la entrega a los demás sea la primera en dar el paso para vivir la vida de los que malviven, se constituye en un ejemplo que arrastra a su feligresía. Enhorabuena por saber optar.

ESPERANZA: Queremos que vuelva a los mismos pueblos que dejó temporalmente. Queremos que su trabajo sea fructífero. Estamos convencidos de que su partida no es un acto paternalista, sino un acto de compromiso humano que trabajará por transformar las conciencias y las estructuras sociales del lugar donde se encuentre. Conociendo su temple y sus valores humanos, esperamos  que estos deseos se conviertan en realidad. Todo ello será un timbre de honor para nuestra parroquia de Reinoso de Cerrato a la que Vd. con tanto mimo ha conducido durante una larga temporada. A su vuelta le esperamos en cualquier esquina de la plaza. Cuente desde ya con nuestro expectante y agradecido abrazo.




Martín Rodríguez Rojo 

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